Residencia ORPEA Aljaraque - Aljaraque, Huelva

Juanjo D.

Conozco la residencia desde hace un par de años y he pasado en algunas ocasiones para visitar a una conocida que reside allí. Quiero destacar el buen trato y la atención que he recibido siempre, aun no siendo familiar de ningún residente. Me consta que esta persona se siente muy querida y como si estuviera en su casa. En el centro se respira un ambiente agradable, el personal es muy atento y los residentes se ven muy bien atendidos. Una gran residencia y, además en un precioso entorno natural.

Maite G.

Es una residencia muy bonita. Por distintos motivos estuve en varias ocasiones en este lugar. Me parece un sitio donde los residentes están como en su casa y no les falta de nada. Tienen su gimnasio, peluquería, cafetería, su sala de estar... Es muy amplia. Tiene un patio y un jardín muy grande donde pueden dar paseos, tanto ellos como sus familiares y sus visitas. Y con respecto al personal son todos muy agradables y muy humanos.

Cristina G. S.

Me veo en la obligación de poner esta reseña, ya que he tenido experiencia con mis dos abuelos en la misma residencia.
Mi abuelo, falleció camino del hospital.
Mi abuela, nos la llevamos, bajo su petición, a otra residencia.

Mi abuelo, estaba perdiendo sus facultades cuando entró y necesitaba ayuda para sus funciones diarias. Fue entrar allí, perdió mucho peso y dejó de hablar practicamente. Una tarde de visita, mi madre se lo llevó a tomar cafe, y le notó que se dormía. Cosa que antes no pasaba. Se le explicó a la residencia que le dijo que estarían pendientes, que podría ser la medicación. A la mañana siguiente la llaman que, va de camino al Juan Ramón en ambulancia, y cuando llega la ambulancia al hospital, estando ya mi madre esperandolo, le dicen que ha fallecido en el camino. Estuvo 6-7 meses allí. Deterioro absoluto desde su entrada.

Mi abuela, físicamente necesita ayuda, pero tiene sus facultades perfectamente. Ella era quien nos contaba cosas de dentro, hasta el punto de decirnos, no quiero perder la cabeza y quedarme aquí, no quiero contarte lo que veo por si toman represalias. Ella tambien perdió mucho peso. Me mandaba fotos con lo que le ponían en la comida o en la cena, de absoluta vergüenza. Imaginaros mi cara con la foto de la cena: 2 lonchas de jamón de york y un puñado de patatas fritas de paquete. Esperamos lo justo para coger plaza en otra residencia e irse. Solución de dirección cuando se entera: descuento. ¡¡Cómo si fuese cuestión de dinero!!
Despues de irse, me contó como bañaban a los mayores, o como tuvo que ayudar a la compañera o salir a pedir ayuda para otros.

A los que dudáis cómo ayudar a vuestro mayor, informaros bien antes. Ella ahora está en otra que es, todo cariño, comprensión, y bienestar.

Sobre los trabajadores: No tuve trato con casi ninguno, la camarera del bar es estupenda, la verdad.
Estan sobresaturados de pacientes.
Hacen lo que pueden con ellos.
Si existe mucha rotación de personal será por algo.
Sobre la dirección, no la traté, fueron mis padres.

Quedé muy descontenta, porque la imagen idílica del sitio, el edificio, las instalaciones, las sonrisas.. es todo fachada.

Por lo menos, si estas pensando en dejar a tu familiar aqui, y lees esto, hazlo sabiendo lo que puede llegar a pasar, y que al menos esté en plenas facultades mentales para contarte o decidir lugar.

Tu familiar es un mero número allí.

Jose C. R.

La residencia de ancianos, más lujosa de Huelva.
Mucha limpieza y muy buenos profesionales. El fallo está en el mantenimiento de sus alrededores.
Es todo lo contrario.
Deberían de cambiar las papeleras y limpiar un poco más el suelo.

Jaime A.

Hace unas semanas pasé por la residencia para visitar a una persona que desde hace unos años vive ahí. Me llamó la atención en positivo lo bien que me atendieron... en la recepción, en los pasillos el personal de limpieza, el personal sanitario. Me gustó ver a tanta gente joven sonriendo y felices con su trabajo. Sin duda un gran sitio para una persona que necesita cuidados médicos, pero sobre todo que le quieran!

Pedro H. O.

Hace un año escribía lo que sigue:
"En estos días se cumple un año de la estancia de mi querida esposa en esa residencia, desafortunadamente su estado de salud no puede mejorar, sin embargo en este tiempo he podido observar una sensible mejoría en su situación anímica, que quiero atribuir al cambio de residencia: una ubicación inmejorable, me ha permitido pasear con ella prácticamente todos los días por el jardín, el ambiente grato de las instalaciones, el trato cordial de las personas que la asisten, la alimentación, que parece haberle sentado estupendamente, todo ello ha contribuido a que esté francamente agradecido. MUCHAS GRACIAS."
Hoy las circunstancias han cambiado, el pasado julio, decidí ingresar en este centro de mayores; cinco meses después, desde una experiencia personal y directa debo ratificar mis anteriores conclusiones.
No obstante la explicación de esta inusual decisión puede ser provechosa para quienes tengan la paciencia de leerla:
A los ochenta años, cuando se está privado de la presencia de la compañera de toda una vida, la soledad puede ser insufrible y, en esas condiciones aunque no se aprecien grandes "goteras", la indefensión ante una urgencia médica súbita y grave es innegable; pues bien aquí existe una atención sanitaria constante e inmediata, en cuanto a la soledad, a título de ejemplo, no es lo mismo afrontar la jornada solo en casa, sumido en tristes nostalgias de tiempos pasados que recibir el saludo alegre y la sonrisa de la persona que, cada mañana, te trae el desayuno.
No todo han de ser parabienes, este servicio no tiene un precio barato, tampoco son baratos los automóviles de alta gama y no podemos decir que escasean, estamos en la última etapa de la vida, cuando Dios nos llame a su presencia no vamos a necesitar dinero para pagar nuestro último destino.

S T.

Mis dos abuelos son residentes, comparten habitación y han podido llevarse todas sus cosas. Allí tienen todo lo que necesitan, están bien cuidados, les hacen un seguimiento nutricional y tienen hasta gimnasio y biblioteca, así que estamos todos muy contentos con la elección de residencia

Pda P.

Mí madre ha estado menos de un mes en la unidad de demencia. Existe bastante personal cualificado: psicólogos, médico, enfermeras… pero es más que evidente que hay una absoluta falta de personal para que los residentes estén atendidos en sus necesidades más básicas. La experiencia ha sido muy negativa. En 20 día se ha caído 3 veces, la última vez estuvimos en el hospital desde las 12 del mediodía hasta las 24horas. La solución que me dieron: subir la medicación. A esto se le suma que no saben ni cómo se cayó, ni en qué momento, incluso, ni cuánto tiempo estuvo en el suelo en una de estas ocasiones.
También detectamos falta de atención o descuido por parte de la enfermería.
Además, Cuándo la recogíamos del centro, salía sedienta y en alguna ocasión con síntomas de deshidratación.
Por otro lado, hemos tenido que soportar algún comentario poco acertado por parte de cierto personal del centro.
Ni qué decir del descontrol con la ropa: manchada, estropeada, perdida, de otro residente…cuando me la he llevado le faltaba casi toda la ropa y medicación.
Entiendo que defiendan lo indefendible y la mala gestión del centro, incluso que nieguen la falta de personal, pero Solo hay que remitirse a la pruebas.
Incluso un día tuvimos que entrar en la unidad junto con otro familiar a rescatar a una señora que estaba gritando tirada en el suelo con la silla de rueda prácticamente encima.